lunes, 8 de junio de 2009

Mujeres: el cambio continua

A 50 años de publicado El segundo sexo, de Simone de Beauvoir, un análisis de los grandes cambios producidos desde entonces y propuestas para avanzar hacia una mayor igualdad entre varones y mujeres
Persiste entre nosotros el silbido admirado que emiten algunos varones cuando ven pasar a una mujer que clasifican como un minón. La mina, que el lunfardo clasificó como la mujer del rufián y que como argentinismo se refiere a la mujer joven y linda, no logra eludir su origen: yacimiento que puede ser de minerales valiosos, explotado por quien lo administre. En la mina se penetra, se posee su contenido y se la convierte en un bien para su dueño.Al hablar de minas se marca el lugar que se les adjudica a las mujeres y que muchas acatan sin inquietarse; este modo de clasificarlas es el efecto de la relación hombre-mujer tal como fue construyéndose a lo largo de los siglos.Esa construcción fue analizada, descripta y denunciada por Simone de Beauvoir en su libro El segundo sexo, de cuya publicación se cumplen 50 años. La obra contribuyó a crear conciencia en las mujeres acerca de su situación en la vida familiar y social, y abrió un debate imprescindible entre ellas y el género masculino.Si comparamos a las mujeres actuales con las de hace 50 años, veremos otro paisaje. Las mujeres, miradas y valoradas por su físico, por sus obligaciones maternas o por su función como reposo del guerrero (alivio que debía proporcionarle al marido, junto con la servidumbre y la compañía), eran invisibles como personas. La mirada social no reconocía en ellas a un ser capaz de ejercer su libertad y desarrollar su pensamiento, ambas condiciones necesarias para trasladarse de la calidad de mina al estatuto de persona con derechos y necesidades. Cuando un ser humano queda incluido dentro de lo que no se ve, se desencadenan sobre él la indiferencia moral y múltiples formas de crueldad: los derechos de las mujeres no se vieron durante siglos. Por fin, en estos últimos 50 años las mujeres dejaron de ser invisibles como personas y pusieron a la vista de todo el mundo las injusticias que propiciaban las leyes penales, laborales y el derecho de familia; se denunciaron las discriminaciones que limitaban su educación, se focalizó la violencia de los cónyuges y el acoso sexual. La enumeración es interminable y exige la presencia de las aborígenes, las lesbianas, las campesinas y otras minorías que padecen discriminaciones.Las mujeres también rescataron su voz para exponer pensamientos lúcidos y oponerlos al mito de la histeria, como representante de lo que históricamente se consideró femenino. No fue gratuito el cambio: los enfrentamientos con los hombres de la familia y con los varones amados y respetados en otros ámbitos generaron desencuentros y dudas: ¿las mujeres tendrían que renunciar a la vida en familia?El fin del patriarcadoEl cambio sólo acaba de empezar: recién ahora es posible denunciar que las mujeres no están representadas como corresponde en los partidos políticos, que la opresión y el abuso no llegaron a modificarse en el área laboral, pese a las legislaciones. En síntesis, es notoria la desigualdad que aún padece el género mujer en cuanto a sus derechos y a sus oportunidades. Mientras no se produzcan las necesarias modificaciones en el ejercicio del poder y en las relaciones sociales entre hombres y mujeres, se excederán las discriminaciones y las violencias.Como no sabemos si tales cambios se producirán, o cuándo, es imprescindible mantener la lucha por los derechos de las mujeres y avanzar en la construcción de nuevas normas sociales; la novedad reside en que nosotras pretendemos redactarlas junto con los hombres. Hasta ahora el Estado es el producto del pensamiento masculino, y mantenerlo con ese estilo es injusto, insuficiente y discriminatorio.Semejante planteo deja a la deriva las preguntas mayores acerca de la vida de las mujeres que paren hijos, realizan tareas domésticas, se ocupan de la crianza de esos hijos, y todo lo demás que sabemos. No se trata de eludir el bienestar que la maternidad nos provee, sino de no confundir la maternidad con el encierro en el hogar, sin posibilidades de realizaciones en la vida pública, amputando una parte significativa de las calidades y la creatividad que las mujeres pueden aportar. Sin contar suficientemente con la responsabilidad de sus compañeros, las mujeres conquistaron nuevas ocupaciones laborales y otros territorios, pero no descuidaron a sus hijos ni abandonaron las actividades domésticas (lo cual merece otro artículo). ¿Qué ganaron, entonces, si trabajan más?Pregunta mal formulada, a cargo de quienes no logran entender cuál es la distancia que separa a una mina de una persona que se reconoce como mujer. Avanzamos recreando las éticas que evalúan las pérdidas y las ganancias sin ingenuidades ni dogmatismos. No adherimos a proyectos que plantean modelos de convivencia inalcanzables, aunque no desdeñamos las utopías. Es posible desarrollar las semillas de convivencia fecunda entre hombres y mujeres, incluyendo el conflicto que caracteriza a estas relaciones. Así como los conflictos derivados del deterioro económico que padecen nuestras regiones latinoamericanas.Estas son diferencias respecto del pensamiento que se esbozó hace 50 años, cuando la necesidad de emancipación, comenzada en años anteriores, creó los modelos que reivindicaron los derechos de las mujeres. No todas las mujeres que estudian estos temas piensan igual: diversas corrientes caracterizan el análisis de las políticas que debe o puede desarrollar el género mujer. Pero si en algo coincidimos es en que no queremos que se mantenga el sufrimiento moral que produce la falta de reconocimiento de las mujeres como personas, y no como minas para explotar. Entonces es preciso que los hombres no dependan de la descalificación de las mujeres para construir sus jerarquías; por el contrario, pueden adherir a las nuevas normas que proponemos para que también ellos se emancipen de las deformaciones patriarcales.

Informacionsacada de lapaginaweb:charin.com

domingo, 7 de junio de 2009

....

la situacion laboral de la mujer en españa ( madrid )

El profesor de la Universidad de Alcalá, Carlos Iglesias Fernández, ha elaborado recientemente un estudio para el Instituto Universitario de Estudios Económicos y Sociales (Servilab) sobre la participación de la mujer en el mercado de trabajo nacional y madrileño, donde se refleja que Madrid adopta las medidas más idóneas para conseguir un mercado de trabajo más igualitario. En el trabajo de investigación, recogido en un libro editado por la Consejería de Empleo y Mujer de la Comunidad de Madrid, se concluye que en esta comunidad autónoma se da un índice menor de discriminación laboral de género que en el resto de España.

Para la realización del estudio el autor ha utilizado numerosas e importantes fuentes de datos, como los extraídos de la Encuesta de Población Activa (EPA); los elaborados por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales para el seguimiento del Plan de Acción para el Empleo del Reino de España; los generados por el Instituto de la Mujer, el Ministerio de Economía y Hacienda, el Instituto Nacional de la Seguridad Social y los publicados por diferentes organismos de la Comunidad de Madrid.

En primer lugar, el informe recoge datos relativos a las tasas de actividad, empleo y paro, tanto de hombres como de mujeres a nivel estatal y local madrileño, tomando como última referencia el año 2004. De entre las conclusiones de este apartado se deduce que la mujer sigue presentando, aunque en menor medida que en periodos anteriores, una peor situación laboral en comparación con el hombre. En el conjunto de España, los hombres tienen mayores tasas de actividad y empleo respecto a las mujeres (67,95% y 62,37% frente 45,05% y 38,19%, respectivamente) y menor tasa de paro (8,2% frente 15,23%).

No obstante, esta situación negativa para la mujer se da de forma menos pronunciada en la Comunidad de Madrid que en el resto de España. Así, mientras que la media estatal de tasa de actividad femenina se sitúa durante el año 2004 en el 45,05%, en Madrid el porcentaje se eleva al 49,87%. Y lo mismo ocurre en relación a la tasa de empleo, ya que mientras las mujeres españolas tienen en ese periodo un índice de ocupación laboral del 38,19%, las madrileñas alcanzan el 45,83%. Asimismo el desempleo femenino se da también en menor medida en Madrid que en el resto de España, con unas tasas de paro del 8,11% frente al 15,23%.

Por otra parte, el estudio de la Universidad de Alcalá también compara los mismos datos con los cosechados en países de la Unión Europea, pero en esta ocasión durante el año 2003. En este sentido, mientras que las mujeres españolas presentan la tercera tasa de actividad más baja del conjunto de la UE (42,58%), sólo por delante de Grecia e Italia, la Comunidad de Madrid mejora esta posición con el 45,99%, superando además los datos de países como Luxemburgo y Bélgica. España también queda lejos de la tasa de empleo europea relativa a las mujeres, con un 35,90% frente al 43,90% del total de la Unión, mientras que Madrid cuenta con un más que aceptable índice del 41,81%. El contraste también salta a la vista en materia de desempleo, ya que mientras España cuenta con la tasa de paro femenino más alto de toda la UE (15,8% frente al 8,8% de la media europea), en Madrid esta tasa se reduce al 9,08%, más baja que la media registrada en países como Alemania, Francia, Italia y Finlandia.

Pero este completo estudio también analiza otras variables que inciden en el papel de las mujeres dentro del mercado laboral, como la edad, el estado civil, la existencia o no de pareja o el nivel de estudios terminados. Tanto en el conjunto de España como en la Comunidad de Madrid, la mujer retrasa su entrada en el mercado de trabajo porque prolonga su periodo de estudios, alcanzando la máxima tasa de actividad entre los 25 y los 29 años. A partir de ahí se reduce ligeramente su participación laboral debido generalmente a las obligaciones familiares hasta los 40-44 años, punto a partir del cual se reduce drásticamente la tasa de actividad femenina. En este apartado el estudio denuncia que las circunstancias familiares constituyen todavía hoy una fuerte barrera para la participación laboral de la mujer en el mercado de trabajo, por lo que es necesaria cada vez con más urgencia la aplicación de medidas orientadas hacia la conciliación de la vida familiar y profesional de la mujer.

En cuanto al análisis relativo a la influencia del estado civil, el estudio destaca que las mujeres solteras, que suelen ser las más jóvenes, alargan su periodo educativo para conseguir un buen puesto de trabajo, intentando así reducir la segregación por género que habitualmente se traduce en puestos de baja remuneración. Según el estudio, las mujeres solteras o sin cargas familiares, pertenecen a una generación con pautas sociolaborales y culturales asociadas a modelos de participación laboral más estables e intensos. Por el contrario, siempre según las conclusiones del estudio, las mujeres casadas condicionan sus decisiones de empleo en función de los rasgos laborales de sus maridos, debido principalmente a la dificultad que existe para la conciliación de la vida laboral y familiar.

No obstante las mujeres madrileñas presentan mayores niveles de actividad laboral que las del resto de España, independientemente de su estado civil, aunque son las solteras por delante de las casadas y el resto de estados civiles, las que mayor tasa de actividad presentan. Así, las mujeres solteras tienen un índice de participación laboral del 64,9% en Madrid frente al 59,7% que se da en el resto del Estado, mientras que las casadas sólo alcanzan una tasa de actividad del 44% en Madrid y el 43,5% en el conjunto de España. Por su parte, las mujeres madrileñas con otros estados civiles tienen un índice de participación laboral del 27,2%, que se reduce al 22,4% en el resto del Estado.

El estudio relaciona en otro apartado la tasa de actividad de las mujeres madrileñas y españolas con su nivel de estudios. Como resulta lógico, la participación laboral de las mujeres aumenta al mismo tiempo que se eleva su formación, lo que también se traslada en términos generales a las cantidades salariales que perciben por el trabajo.

En este caso existen pocas diferencias porcentuales entre las trabajadoras madrileñas y las del conjunto del país, ya que presentan tasas muy similares aunque ligeramente superiores en las primeras. Destacan en todo caso datos como que más de un 80% de las mujeres con estudios universitarios tienen actividad laboral, mientras que el porcentaje se reduce al 57% en el caso de las trabajadoras con estudios secundarios. De entre las que han terminado únicamente los estudios primarios el 22,2% tiene actividad laboral, y sólo el 8,2% de las mujeres sin estudios participan en el mercado de trabajo en el conjunto estatal, cifra que se reduce todavía más al 5,2% en el caso de Madrid.



Estudio hecho en las universidades de Alcala de hinares : redactado por Angel aranda

domingo, 24 de mayo de 2009

? QUE IMPORTANCIA TIENE LA MUJER EN LA ACTUALIDAD ?¿

Mira, para mi la mujer en estos momentos, logró lo que siempre quiso.

Ahora somos independientes, trabajadoras, emprendedoras, tomamos 3 camiones para ir a trabajar, hemos conseguido puestos directivos, ya hay presidentas mujeres, logramos independencia económica,

Ahora bien... yo preguntaría... cuantas mujeres son felices con lo que tenemos ahora?? De verdad! Vamos siendo sinceras.

Ahora nuestro dia empieza a las 6 de la mañana, nos bañamos, preparamos desayuno (no es mi caso, soy soltera aun), planchamos ropa del marido, desayuno para todos, lunch para los niños, arreglate el cabello, maquillate (porque si no, no estas presentable) corre a trabajar, lidia con las presiones laborales, y mientras piensa que vas a hacer de comer, en la ropa de la lavandería, las juntas de la escuela de los niños, corre por ellos, ayudalos con la tarea, la cena... y por si fuera poco, tienes que estar de excelente humor todo el día y sobre todo cuando tu marido llega de trabajar, debes recibirlo con una enorme sonrisa, una deliciosa cena, y ser psicóloga particular. jajaja

Yo no me quejo, estoy dispuesta a hacerlo. Peo únicamente veo como esta actualmente la sociedad, veo tantos valores que se han perdido, siempre he pensado que los niños necesitan una madre a su lado, no otro papa que no esté en todo el día, necesitan la ternura, cariño y comprensión...

Pienso que va a llegar un momento en que todo esto que ahora nos hace "sentir mas mujeres", nos aleja cada vez mas de nuestra naturaleza. Ya demostramos que podemos hacer de TODO, ahora nos toca descubrir que nos hace mas felices.

domingo, 22 de marzo de 2009

MUJERES AL PODER .......




esta presentacion fue publicada en la pagina de slidshire por otro usuariO .