El profesor de la Universidad de Alcalá, Carlos Iglesias Fernández, ha elaborado recientemente un estudio para el Instituto Universitario de Estudios Económicos y Sociales (Servilab) sobre la participación de la mujer en el mercado de trabajo nacional y madrileño, donde se refleja que Madrid adopta las medidas más idóneas para conseguir un mercado de trabajo más igualitario. En el trabajo de investigación, recogido en un libro editado por la Consejería de Empleo y Mujer de la Comunidad de Madrid, se concluye que en esta comunidad autónoma se da un índice menor de discriminación laboral de género que en el resto de España.
Para la realización del estudio el autor ha utilizado numerosas e importantes fuentes de datos, como los extraídos de la Encuesta de Población Activa (EPA); los elaborados por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales para el seguimiento del Plan de Acción para el Empleo del Reino de España; los generados por el Instituto de la Mujer, el Ministerio de Economía y Hacienda, el Instituto Nacional de la Seguridad Social y los publicados por diferentes organismos de la Comunidad de Madrid.
En primer lugar, el informe recoge datos relativos a las tasas de actividad, empleo y paro, tanto de hombres como de mujeres a nivel estatal y local madrileño, tomando como última referencia el año 2004. De entre las conclusiones de este apartado se deduce que la mujer sigue presentando, aunque en menor medida que en periodos anteriores, una peor situación laboral en comparación con el hombre. En el conjunto de España, los hombres tienen mayores tasas de actividad y empleo respecto a las mujeres (67,95% y 62,37% frente 45,05% y 38,19%, respectivamente) y menor tasa de paro (8,2% frente 15,23%).
No obstante, esta situación negativa para la mujer se da de forma menos pronunciada en la Comunidad de Madrid que en el resto de España. Así, mientras que la media estatal de tasa de actividad femenina se sitúa durante el año 2004 en el 45,05%, en Madrid el porcentaje se eleva al 49,87%. Y lo mismo ocurre en relación a la tasa de empleo, ya que mientras las mujeres españolas tienen en ese periodo un índice de ocupación laboral del 38,19%, las madrileñas alcanzan el 45,83%. Asimismo el desempleo femenino se da también en menor medida en Madrid que en el resto de España, con unas tasas de paro del 8,11% frente al 15,23%.
Por otra parte, el estudio de la Universidad de Alcalá también compara los mismos datos con los cosechados en países de la Unión Europea, pero en esta ocasión durante el año 2003. En este sentido, mientras que las mujeres españolas presentan la tercera tasa de actividad más baja del conjunto de la UE (42,58%), sólo por delante de Grecia e Italia, la Comunidad de Madrid mejora esta posición con el 45,99%, superando además los datos de países como Luxemburgo y Bélgica. España también queda lejos de la tasa de empleo europea relativa a las mujeres, con un 35,90% frente al 43,90% del total de la Unión, mientras que Madrid cuenta con un más que aceptable índice del 41,81%. El contraste también salta a la vista en materia de desempleo, ya que mientras España cuenta con la tasa de paro femenino más alto de toda la UE (15,8% frente al 8,8% de la media europea), en Madrid esta tasa se reduce al 9,08%, más baja que la media registrada en países como Alemania, Francia, Italia y Finlandia.
Pero este completo estudio también analiza otras variables que inciden en el papel de las mujeres dentro del mercado laboral, como la edad, el estado civil, la existencia o no de pareja o el nivel de estudios terminados. Tanto en el conjunto de España como en la Comunidad de Madrid, la mujer retrasa su entrada en el mercado de trabajo porque prolonga su periodo de estudios, alcanzando la máxima tasa de actividad entre los 25 y los 29 años. A partir de ahí se reduce ligeramente su participación laboral debido generalmente a las obligaciones familiares hasta los 40-44 años, punto a partir del cual se reduce drásticamente la tasa de actividad femenina. En este apartado el estudio denuncia que las circunstancias familiares constituyen todavía hoy una fuerte barrera para la participación laboral de la mujer en el mercado de trabajo, por lo que es necesaria cada vez con más urgencia la aplicación de medidas orientadas hacia la conciliación de la vida familiar y profesional de la mujer.
En cuanto al análisis relativo a la influencia del estado civil, el estudio destaca que las mujeres solteras, que suelen ser las más jóvenes, alargan su periodo educativo para conseguir un buen puesto de trabajo, intentando así reducir la segregación por género que habitualmente se traduce en puestos de baja remuneración. Según el estudio, las mujeres solteras o sin cargas familiares, pertenecen a una generación con pautas sociolaborales y culturales asociadas a modelos de participación laboral más estables e intensos. Por el contrario, siempre según las conclusiones del estudio, las mujeres casadas condicionan sus decisiones de empleo en función de los rasgos laborales de sus maridos, debido principalmente a la dificultad que existe para la conciliación de la vida laboral y familiar.
No obstante las mujeres madrileñas presentan mayores niveles de actividad laboral que las del resto de España, independientemente de su estado civil, aunque son las solteras por delante de las casadas y el resto de estados civiles, las que mayor tasa de actividad presentan. Así, las mujeres solteras tienen un índice de participación laboral del 64,9% en Madrid frente al 59,7% que se da en el resto del Estado, mientras que las casadas sólo alcanzan una tasa de actividad del 44% en Madrid y el 43,5% en el conjunto de España. Por su parte, las mujeres madrileñas con otros estados civiles tienen un índice de participación laboral del 27,2%, que se reduce al 22,4% en el resto del Estado.
El estudio relaciona en otro apartado la tasa de actividad de las mujeres madrileñas y españolas con su nivel de estudios. Como resulta lógico, la participación laboral de las mujeres aumenta al mismo tiempo que se eleva su formación, lo que también se traslada en términos generales a las cantidades salariales que perciben por el trabajo.
En este caso existen pocas diferencias porcentuales entre las trabajadoras madrileñas y las del conjunto del país, ya que presentan tasas muy similares aunque ligeramente superiores en las primeras. Destacan en todo caso datos como que más de un 80% de las mujeres con estudios universitarios tienen actividad laboral, mientras que el porcentaje se reduce al 57% en el caso de las trabajadoras con estudios secundarios. De entre las que han terminado únicamente los estudios primarios el 22,2% tiene actividad laboral, y sólo el 8,2% de las mujeres sin estudios participan en el mercado de trabajo en el conjunto estatal, cifra que se reduce todavía más al 5,2% en el caso de Madrid.
Estudio hecho en las universidades de Alcala de hinares : redactado por Angel aranda
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1 comentario:
Sheima, intenta ilustrar las entradas con alguna foto para que llamé la atención e invite a leer.
Te falta una entrada sobre la evolución de la mujer en España en los últimos 50 años. Ánimo.
Marga
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